Tira millas

Ya me gustaría, la verdad. Coger la mítica maleta cuadrada de piel y tirar millas hasta que el cuerpo o la mente diga "¡Basta!". Conocer lugares que de momento sólo he visto en fotografías o que ni siquiera he imaginado.

Hace tiempo leí un libro (no recuerdo título, ni autor) en el que el protagonista llegaba a una estación de trenes y cogía el primer ferrocarril que partiera de allí. Sin importar el destino, el precio ni la compañía. Simplemente llegaba e informaba a la mujer de la taquilla "Buenas, quiero un billete para el tren que antes salga de aquí, pero no me diga el destino, éso me da lo mismo, simplemente indíqueme el andén donde está estacionado". Y el tío se pasaba todo el viaje sin saber exactamente a dónde iba, hasta que el final del trayecto le mostró su paradero.

No sé, es una locura. Es más, es una aventura de la que puedes salir mal parado, pero... para éso están los viajes, ¿no?