Sin más
Dos semanas de fiesta, dos semanas de fiesta, dos semanas de fiesta... la ra la arara lala rarlala. Realmente no van a ser dos semanas porque tengo que hacer mil cosas, pero bueno... técnicamente estamos de vacaciones. Lo único que no me gusta un pelo de estas vacaciones es la parnaferlaria (¿?) que se monta con lo de las procesiones. Me dan miedo. No me gustan las figuras, ni los bustos, ni las pinturas (aunque éstas las aguanto un poco más), ni reproducciones, ni estatuas de santos, cristos, vírgenes, jesusitos, apóstoles etc. Me dan miedo. Es la cruda realidad, pero no me avergüenzo. Son tan....tétricos. Oscuros. Tristes. Me intimidan. ¿Trauma de la infancia? igual sí, pero no recuerdo porqué. Miro hacia atrás y el recuerdo más lejano con respecto a figuras religiosas es el salir y entrar por el hall corriendo y sin mirar el belén. Pero ahora ya no ponemos belén, porque ya somos mayores. Jajaj, y me encanta, porque creo que no se han dado cuenta de que en ese aspecto, sigo siendo una niña intimidada por un trozo de cerámica.
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El Mago Beodo -